Informe – La reducción de riesgos de desastres: Un desafío para el desarrollo
‘Lo que realmente mata es la pobreza, no las fuerzas de la naturaleza.’ Así de claro habla el PNUD en su último informe, que insta a los Gobiernos a invertir en la prevención de desastres naturales para salvar millones de vidas.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) lo dice bien claro en su último informe: millones de vidas podrían salvarse en los países en desarrollo en las próximas décadas si los gobiernos prestaran más atención a la reducción de los desastres naturales. Sólo entre 1980 y el año 2000, este tipo de catástrofes causaron la muerte de 184 personas al día, la mayoría en los países en desarrollo, a pesar de que únicamente “œel 11 por ciento” de las personas expuestas a peligros naturales vive en regiones sin recursos.
Cerca del 75 por ciento de la población mundial vive en países expuestos “œperiódicamente” a terremotos, ciclones tropicales, inundaciones y sequías, catástrofes naturales que tienen importantes efectos sobre el desarrollo. “œLa inevitable conclusión es que lo que realmente mata es la pobreza, no las fuerzas de la naturaleza: sólo el 11 por ciento de las personas expuestas a peligros naturales viven en países pobres, pero más del 53 por ciento del número total de muertes registradas se produce en esos países”, señala el organismo de la ONU.
“œEsos desastres no tienen nada de natural” y sus consecuencias “œpueden reducirse considerablemente si los gobiernos se esfuerzan por reducir los riesgos antes de que se produzcan, en lugar de apresurarse a responder después de que el daño se ha producido”, añade el coautor del informe y Jefe de la Dependencia de Reducción de Desastres, Andrew Maskrey.
En concreto, el PNUD insta a los gobiernos a hacer un mejor uso de los datos y el riesgo a sufrir una catástrofe natural para adoptar decisiones políticas que apuesten por la prevención y recomienda regular “œmejor” el desarrollo, sin olvidar factores como el crecimiento urbano elevado en zonas expuestas a terremotos, que aumentan la vulnerabilidad ante los desastres.
Asimismo, el informe advierte que el riesgo de desastres debería formar parte integral de la planificación para el desarrollo y recuerda la existencia de casos exitosos, como el de Bangladesh, que gracias a un programa de prevención y a la construcción de refugios para protegerse de los ciclones ha reducido de forma considerable su nivel de vulnerabilidad en los últimos años.
Pérdidas humanas y económicas
Entre 1980 y 2000, 130 millones de personas estuvieron expuestas cada año al riesgo de terremotos y 160.000 murieron por ello; cerca de 120 millones de personas estuvieron expuestas a ciclones tropicales, que se llevaron la vida de 250.000 personas, y otros 200 millones vivieron con riesgo a sufrir inundaciones catastróficas, que mataron a 170.000 personas en todo el mundo durante ese periodo. La República Democrática de Corea, Mozambique, Armenia, Sudán, Etiopía y Honduras son los países más afectados por los peligros naturales en los últimos años, según el PNUD.
Pero el número de muertes es “œsólo la punta del iceberg” de las graves consecuencias de las catástrofes naturales ya que, combinado con las pérdidas económicas, las consecuencias “œpueden ser devastadoras para las poblaciones que ya viven marginadas”. Sólo en la década de los 90, los desastres naturales ocasionaron pérdidas al desarrollo valoradas en “œ660.000 millones de dólares”, a través de costos directos, como la destrucción de carreteras, viviendas, escuelas y suministros eléctricos, y costos indirectos, incluidos los transtornos relacionados con la productividad y la pérdida de ingresos. Para evitar más daños de este tipo y más obstáculos al desarrollo, el informe del PNUD recomienda a la comunidad internacionl que tenga en cuenta el riesgo de desastres en los planes políticos, para cumplir así los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
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