Darren Doherty, el hombre que escucha a la tierra | IDEAA IT

Darren Doherty, el hombre que escucha a la tierra

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Por Jesús Cano. Integral

Aunque nadie hable de ello, en opinión del permacultor australiano, la tierra y sus métodos convencionales de explotación pueden estar contribuyendo de forma sostensible al cambio climático. “œHay más carbono en el suelo que en toda la vegetación y la atmósfera juntas. La pérdida de una pequeña cantidad, mediante prácticas como el arado, produce un significativo efecto sobre el aumento del CO2″. Pero, una vez más, donde está el problema, podemos hallar la solución: “œSi somos capaces de secuestrar sólo un 1,6% de carbono en la tierra sobre aproximadamente el 12% de la superficie terrestre, podremos recuperar los niveles de C02 de la era preindustrial”.
Nuestro protagonista, Darren Doherty, pertenece a una segunda generación de permacultores que ha recogido los hallazgos hechos desde hace unos 60 años  en Australia por gente como Bill Mollison, David Holmgrem o P. A. Yeomans, y se dedica a difundirlos por el mundo. Concretamente, Doherty se ha especializado en el diseño Key Line ideado por Yeomans.
El permacultor australiano visitó la localidad de Alcaraz, en Albacete, para impartir dos cursos de Agricultura regenerativa y Diseño Key Line bajo el patronazgo de la Fundación + árboles y la empresa Maderas Nobles de la Sierra de Segura. Ayudado por el también permacultor norteamericano afincado en Tarragona Richard Wade, el protagonista de esta entrevista habló a los asistentes de diseño de paisajes, captación de agua de lluvia, colocación estratégica de árboles, vallas, caminos, casas o granjas y, sobre todo, de cómo mejorar los suelos, que son el mejor almacén de agua que tenemos y el principal recurso de toda explotación.
¿Qué lugar ocupa el Key Line dentro de la permacultura?

El diseño Key Line es para diseñar fincas, tanto rurales como urbanas. Tiene que ver con la colocación permanente de cosas en el espacio porque, aunque normalmente no lo pensamos, construimos caminos para que sean parte perenne del paisaje. Queremos que el agua que corra por ellos se dirija a una balsa y que este sistema dure cientos e, incluso, miles de años. No hay ningún motivo para que las carreteras públicas no sigan este criterio, pero, como sabemos, los gobiernos a menudo toman decisiones poco inteligentes y diseñan las cosas de una manera nada funcional. En el sistema Key Line, cada elemento tiene su propia función; está apoyado y apoya a todos y cada uno de los demás elementos.
Hay que recordar que la permacultura presta también atención a los sistemas arbóreos.

Por supuesto. Todos los elementos son importantes, y también los árboles. Es cuestión de mirar un paisaje y averiguar los diferentes usos que necesita ese espacio de manera permanente. Ya sabemos que hay muchos paisajes que son todo pasto, todo olivo o todo cereal, por ejemplo, cuando, en realidad, si queremos permanencia, tendría que haber un espacio para cada cosa. Los paisajes adecuados para los cereales deberían tener árboles orientados a aumentar la biodiversidad; a reducir la pérdida de agua y humedad, a incrementar las temperaturas o reducirlas según la época del año. Es decir, deben ayudar a atemperar el clima. En un sistema Key Line, los árboles son colocados de modo que sirvan para transportar el agua desde el valle a las partes altas, donde se necesita esa agua. Estos árboles han de ser de especies escogidas según sus usos: para forraje o madera, para proporcionar flores a las abejas, etc. Nuestra utilidad como diseñadores es distribuir esos árboles en secuencias que regulen el fluir del agua con la idea principal de rehidratar el terreno en lugar de deshidratarlo.
Da la impresión de que la permacultura se parece mucho a la agricultura tradicional de autosubsistencia; que es similar a la que se practicaba hasta hace muy poco en esta misma comarca, por ejemplo, o a la que se practica todavía en los países del Sur.

No creo que la permacultura se base en las prácticas de nuestros abuelos, aunque sí rescata algunas de las técnicas que usaban ellos. Sin embargo, aquella gente no se sentó a contemplar el paisaje como un espacio integral. Era un proceso de desarrollo que crecía de generación en generación, pero sin rigor y sin todos los criterios con que ahora contamos. En esos momentos sólo tenían a su disposición algunos. Además, muchas de las técnicas tradicionales son degenerativas, no regenerativas, como el arado o el pastoreo descontrolado en los bosques. Una de las prácticas de la permacultura es devolver los excedentes a la tierra para regenerarla. Hay muy pocos paisajes en el mundo gestionados por los humanos que hayan mejorado. No cabe duda de que han mantenido a la gente, pero con el tiempo han degenerado. Por lo tanto, esa idea romántica de que lo tradicional era lo mejor es errónea. No hay que olvidar que era una vida muy dura. La permacultura persigue la justicia social y eso en los sistemas tradicionales apenas existe. Por esa razón, de forma global, no es aconsejable que se siga, lo cual no significa que no hayamos cogido algo del pasado para inventarnos el futuro.

También en este curso se está hablando de “œganadería permanente” o “œpermaganadería”.

Bueno, yo vengo de Australia, un país muy ganadero. En mi país, al igual que sucede en Argentina o Nueva Zelanda, no hay subvenciones agrícolas o ganaderas, por eso practicamos una ganadería muy diferente a la de Europa o Norteamérica, donde no se ve ganado en el paisaje porque a las reses se las confina en establos de acuerdo con el sistema de subsidios. Este sistema es muy pernicioso: el campo se usa para cultivar forraje, que se fertiliza con abonos químicos y, después, las máquinas llevan esa comida a los establos. Se trata, pues, de un sistema absurdo; de un ciclo no natural o, por decirlo de otra forma, completamente roto. En Australia, el ganado come en el campo y todo es más sencillo y sano. El Key Line puede aprovechar perfectamente esta práctica para colocar el ganado en el lugar donde debe estar, en los pastos

¿Cuál es el sentido ético de la permacultura y del Key Line?

Lo que hay que entender sobre la permacultura es que se trata de un sistema de éticas de diseño. Dentro de ella, el Key Line se puede ver como una caja de herramientas más amplia. Si nos enfrentamos a una situación concreta, podemos coger un poco de sistema holístico, un poco de conocimientos agroforestales, un poco de tecnología solar”¦ Entonces, hay que pensar cómo usar esa serie de herramientas para diseñar un espacio permanente, respetuoso con la tierra y con la gente.

¿Es cuestión de aplicar un diseño adaptado a las necesidades concretas del paisaje que queremos diseñar?

En efecto. La tierra te va a decir qué tienes qué hacer, pero lo primero es preguntarle al cliente qué quiere, porque es el que paga. Por ejemplo, la granja principal de Maderas Nobles podría ser todo pasto, pero su elección ha sido poner todo bosque, aunque podían haber elegido un sistema integrado de pasto y árboles. Una vez conoces lo que quiere el cliente, lo diseñas de acuerdo con sus deseos, pero sin olvidar nunca lo que pide la tierra. Para ello, es cuestión de usar los sentidos y aprender su idioma. Luego puedes hablar con ella hasta en sueños. Siempre vuelves a la tierra si eres diseñador de permacultura y, como tal, tienes el deber de defenderla.

Como sistema ético, ¿en qué medida preocupa a la permacultura la protección medioambiental?
En el sentido de que hay que aprovechar la utilidad ambiental de los paisajes agrícolas. Los que contaminan en las zonas urbanas deberían sostener de algún modo a los agricultores para que éstos puedan seguir haciendo trabajos que beneficien a todos. Hablamos de mantener el suelo y el agua sanos o de proteger y mejorar la cobertura forestal, entre otras cosas. Las actuales subvenciones, que nunca se otorgan pensando en valores medioambientales, deberían dirigirse a asegurar la supervivencia de estos usos concretos más que a incrementar la producción de forma irracional. Además, es absurdo mantener artificialmente un sistema que está en declive.

Uno de los contenidos más llamativos del curso que ha impartido en Alcaraz es el uso del GPS. ¿Para qué se utiliza exactamente?
Bueno, no es tan relevante como parece, porque no sirve para diseños pequeños, pero sí a gran escala para localizar las curvas a nivel. Esto no se consigue de manera perfecta, pero sí suficiente. También utilizamos equipos de topografía para diseñar todo el sistema. Durante años trabajé con mi propio topógrafo. Yo diseñaba la propiedad en el ordenador y el topógrafo disponía el diseño sobre el terreno.

¿Cuál es el origen del Key Line?
Empezó a practicarse en los años 40 del siglo XX en Australia, aunque el primer libro sobre diseño funcional se publicó en 1953. Lo escribió P. A. Yeomans a partir de un avance de la sequía y lo tituló The Key Line Plan. Australia tiene la climatología más variable y poco fiable del planeta, por lo cual era preciso diseñar un sistema que proporcionase independencia respecto al clima. Yo nací en una granja diseñada así en un pueblo llamado Bendigo, situado al sureste de Australia. Para que se haga una idea, teníamos charcas en un 15% de nuestras propiedades.

¿Ha tenido la oportunidad de trabajar en alguna finca de nuestro país?

De momento, no, aunque me gustaría. De hecho, cuando voy conduciendo, no puedo evitar ir diseñando el paisaje. La verdad es que lo hago siempre, vaya por donde vaya (risas).
AGRICULTURA Y PETRÓLEO_Darren Doherty y Richard Wade se muestran preocupados por el famoso pico del petróleo, ese momento aparentemente tan cercano en que la producción de crudo comenzará a descender. Entonces, producir cualquier cosa será cada vez más caro. La agricultura depende del petróleo, no sólo para la maquinaria sino también para la distribución de alimentos, entre otras cosas. Ante los primeros indicios de este grave problema, Darren Doherty recuerda que, con el actual reparto de la tierra y la inminente desaparición de las subvenciones, no seremos capaces de hacerle frente. Pero uno de los lemas de la permacultura es que donde está el problema, está la solución. Doherty considera que en el futuro estas pequeñas explotaciones podrían prosperar si sus propietarios se unieran. “œEn ese hipotético marco de producción a la baja y precios al alza sería mucho más eficiente asociarse.” Y Richard Wade añade: “œSe tenderá a crear economías locales, no totalmente autosuficientes, pero sí menos dependientes del petróleo. Y no hablamos de utopía, sino de supervivencia.”

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